martes, diciembre 20, 2005

ALGUNAS CONSIDERACIONES ADICIONALES SOBRE LA SEGURIDAD EN TUNQUÉN

Reflexiones del Presidente de la Junta de Vecinos, Jan Heirman, previa a la reunión citada para el jueves 22 de diciembre a las 19:30 horas en el Club de Providencia.


El tema de la seguridad en Tunquén ha captado repentinamente la atención de sus vecinos después del asalto, secuestro y robo a Pedro Salas y su señora. Hasta este acontecimiento ellos no parecían tener mayor preocupación por su seguridad en este lugar, aún cuando en Santiago esta temática hace años se está debatiendo con creciente intensidad y hasta ha sido uno de los puntos centrales en las recientes campañas electorales. Fuimos despertados crudamente por la posibilidad que la inseguridad ahora también puede estar alcanzando a nuestro lugar de descanso, aunque sabíamos que en balnearios muy cercanos los robos a las casas de veraneo son pan de cada día y en Algarrobo hace poco hubo un asalto sangriento a un banco.

No obstante, en los últimos pocos años se ha registrado un creciente número de robos en nuestras parcelaciones, sobre todo en la parcelación de La Boca que se encuentra más expuesta por ser muy extensa y al bordear la playa grande sin ningún acceso controlado por este lado. Los vecinos parecen no haber tomado el debido peso a esta creciente actividad de ladrones en nuestras parcelaciones, tal vez debido a que casi siempre fueron robos menores de licores, ropa de cama, alimentos y aparatos electrónicos pequeños. Además, hasta el asalto a la casa de Pedro Salas dichos robos siempre ocurrieron en ausencia de sus dueños y prácticamente nunca se ha dado con los ladrones. No ha habido robos de mayor alcance hasta ahora debido al funcionamiento de las tres porterías que impiden que ingresan camiones que podrían hacer robos de tipo “mudanza”.[1]

Debe destacarse que esta especie de despreocupación no conviene en nada para el futuro de nuestras parcelaciones, ya que puede dar lugar a la imagen que es fácil robar en Tunquén, al percatarse los ladrones que hay muy pocos habitantes permanentes, que las casas se encuentran desprotegidas y que además no se persiguen a los malhechores. Esta imagen puede haberse reforzado por los reportajes de los medios de comunicación sobre el asalto a la casa de Pedro y que describían a Tunquén como un “exclusivo y lujoso balneario con escasas medidas de seguridad”.

La despreocupación de los vecinos se expresa entre otros en que son muy pocas las casas que tienen sistemas de alarma, cuidadores o seguros de robo. Además, muchos vecinos son muy descuidados en el sentido que dejan a la vista en sus casas artículos de bastante valor, al no poner cortinas o al dejar sin cortinas las ventanas pequeñas que igualmente permiten mirar hacia adentro de la casa. También parece ser bastante común que no cuentan con mayor protección estos depósitos alejados de las casas donde se encuentran artículos de bastante valor como inversores, baterías, herramientas etc.

Sin querer minimizar lo traumático del asalto a la casa de Pedro Salas (que no vayan a denunciarme de nuevo públicamente como un desalmado- hace tres meses yo mismo y mi hija fuimos asaltados a las tres de la tarde en nuestra casa en el centro de la Dehesa, así que conozco la sensación), y después de habernos recuperado del impacto inicial y enterado de las particularidades de este primer caso en Tunquén, un creciente número de vecinos está llegando a la conclusión que se trató de un caso muy particular, considerando el modo de operar del asaltante solitario y los inéditos riesgos y errores en que éste incurrió.

Ojalá que estemos en lo cierto y que este tipo de asaltos y secuestros difícilmente se propagarán en nuestras parcelaciones en el tiempo previsible.[2] La gran mayoría de los propietarios solamente acude a Tunquén en los fines de semana y en las vacaciones y entonces el número considerable de habitantes temporales debe disuadir este tipo de acciones violentas. Sin embargo, según esta misma lógica corren un riesgo no de todo desdeñable las pocas personas que habitan aquí gran parte del tiempo, entre los cuales me encuentro yo mismo.

En el informe de la reunión sobre el tema de la seguridad realizada el 20 de noviembre en la casa Rip Keller presenté algunos cursos de acción que pueden adoptar estas últimas personas y demás vecinos que desean recuperar su sensación de seguridad, y que me parecen relativamente eficaces y factibles en Tunquén. Me referí entonces a la conveniencia que los vecinos se integren y organicen por barrios o sectores donde los vecinos se cuidan mutuamente. Ello supone que la gente se conoce, dispone de sus teléfonos, estén atentos a la presencia, las necesidades y las situaciones de emergencia de sus vecinos. El medio de comunicación inmediata entre ellos sería entonces un teléfono celular debidamente programado a lo cual se puede sumar una señal de alarma sonora (y lumínica para saber que casa esta “sonando”) que puede emitir un sencillo centralito de alarma instalado en cada casa que es activado mediante un botón de alarma fijo o inalámbrica que sirve en toda la casa y sus alrededores inmediatos.

Con respecto al centralito de alarma se ha opinado que este no sirve (siguiendo la lógica de Santiago donde ningún vecino se da por aludido cuando suena una alarma). Es por eso que se argumenta en el punto anterior en favor de la estrecha cooperación entre vecinos, que puede extenderse a tener un cuidador común. Otros vecinos temen que habrá la misma cantidad de falsas alarmas como en Santiago, con la consecuente contaminación acústica. Es por este motivo que argumenté en favor de centralitos confiables que operan solamente mediante uno o dos sensores infrarrojos instalados en zonas estratégicas de la casa donde uno no circula de noche. No conviene instalar interruptores magnéticos en todas las ventanas y puertas exteriores de las casas, ya que estos tipos de activadores de alarmas son poco confiables y dan lugar a muchas alarmas falsas (que además no terminan nunca cuando no está el dueño), especialmente en casas de madera donde las estructuras sufren ciertas deformaciones con el tiempo.

El tema del funcionamiento de las porterías es complejo y no hay soluciones fáciles a ello, como pueden atestiguar los sucesivos directorios que ha tenido El Rosario. Un servicio de portería que funcionaría las 24 horas triplicaría por lo menos el costo actual de un servicio más acotado. Además, hay que tener presente que los ladrones no ingresan por las porterías con bombos y platillos y que el asaltante solitario no tuvo dificultades en burlar dos porterías seguidas!. Una videocámara permanente en la portería tampoco va evitar que le roban su casa que está a un kilómetro de distancia. Guardias nocturnas que circulan por toda la parcelación llevarían los costos de vigilancia a niveles estratosféricos, y tampoco podrían evitar el robo perpetrado en una noche oscura, debida a la gran extensión de las parcelaciones. Donde si la portería del Rosario ha brindado servicios importantísimos es en la ubicación de mas de un sospechoso, que después de haber sido abordados “amablemente” por la directiva dejaron de ingresar a la parcelación, además de haber contribuido a la identificación del “asaltante solitario”. En definitivo, la portería ha aportado servicios de información y de inteligencia “sui generis” pero que resultaron ser muy eficaces, y es además una fuente de cohesión y cuidado de la parcelación, que difícilmente un sistema comercial de portería y vigilancia podría igualar, a no ser a un costo prohibitivo.

Jan Heirman, 18 de diciembre 2005


[1] El robo masivo a la casa de Alvaro García parece haber dado lugar al establecimiento de una portería en Punta de Gallo.
[2] Aún en Santiago los secuestros son escasísimos y ocurren generalmente entre narcotraficantes.

1 comentario:

Unknown dijo...

Como aclaración.
El robo a Alvaro García no estuvo relacionado con el establecimiento de la portería en Punta de Gallo.